miércoles, 18 de julio de 2012

Anzuelos de plata.

¿Cómo puede seguir con vida alguien que a perdido un gran pedazo de su alma?
Yo solo he conseguido dejarme llevar por la marea alla donde valla.
Miro a mis pies y estos no se mueven por voluntad propia, resbalan sin freno por la pendiente de la vida.
No se si quiero mirar hacia delante, aun no me interesa el futuro. Mi atención esta centrada en mi espalda, donde cinco anzuelos de plata atraviesan mi piel. De ellos pende mi pasado, un pasado igual de doloroso como hermoso. Un pasado aun vivo en mi. Un pasado que no quiero soltar y menos, olvidar.
No me importa el dolor que su carga conlleva, el dolor lo hace todo mucho mas real y ahora se que el dolor no me matara. Aun hoy me sorprende que tanto dolor no acabe conmigo.
¿Cómo puede alguien seguir respirando cuando le han quitado tanto? Lo que mas anhelaba en la viva, la pieza que faltaba. Y ¿Por qué querría ese alguien seguir respirando? Yo aun busco la respuesta.
Por ahora mi cuerpo, al contrario que mi alma, sigue adelante. Mis pulmones se llenan y se vacían siguiendo un compás regulas, mi corazón sigue bombeando viva a mis arterias con cada latido. Y es que por mucho dolor que sienta, sigo viva.
Pero una cosa es estar viva y otra muy distinta es vivir la vida.

Por Tamara Agudo Gómez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario